El capítulo Marcos 14 nos sumerge en uno de los momentos más intensos y conmovedores de la vida de Jesús. Aquí se narran los últimos acontecimientos antes de su crucifixión: la Última Cena, la traición de Judas, la oración en Getsemaní y el arresto de Jesús. Este capítulo está lleno de detalles que muestran tanto la humanidad como la divinidad de Cristo, y nos invita a reflexionar sobre el valor del sacrificio, la lealtad y la fe en medio de la adversidad. Si buscas comprender en profundidad el significado de estos hechos y cómo impactan en la vida cristiana, descubrirás en este texto una guía clara y enriquecedora. Sigue leyendo para adentrarte en el mensaje profundo de Marcos 14, entender su contexto y encontrar inspiración para tu propio camino espiritual.
Marcos 14 al completo
Marcos 14
- Dos días después era la pascua, y la fiesta de los panes sin levadura; y buscaban los principales sacerdotes y los escribas cómo prenderle por engaño y matarle.
- Y decían: No durante la fiesta, para que no se haga alboroto del pueblo.
- Pero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza.
- Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume?
- Porque podía haberse vendido por más de trescientos denarios, y haberse dado a los pobres. Y murmuraban contra ella.
- Pero Jesús dijo: Dejadla, ¿por qué la molestáis? Buena obra me ha hecho.
- Siempre tendréis a los pobres con vosotros, y cuando queráis les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis.
- Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura.
- De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.
- Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, fue a los principales sacerdotes para entregárselo.
- Ellos, al oírlo, se alegraron y prometieron darle dinero. Y Judas buscaba oportunidad para entregarle.
- El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban la pascua, sus discípulos le dijeron: ¿Dónde quieres que vayamos a preparar para que comas la pascua?
- Y envió dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la ciudad, y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle,
- y donde entrare, decid al señor de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos?
- Y él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto; preparad para nosotros allí.
- Fueron sus discípulos, y entraron en la ciudad, y hallaron como les había dicho; y prepararon la pascua.
- Y cuando llegó la noche, vino él con los doce.
- Y cuando se sentaron a la mesa mientras comían, dijo Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros que come conmigo me va a entregar.
- Entonces ellos comenzaron a entristecerse, y a decirle uno por uno: ¿Seré yo? Y otro: ¿Seré yo?
- Él, respondiendo, les dijo: Es uno de los doce, el que moja conmigo en el plato.
- A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido.
- Y mientras comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo.
- Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos.
- Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada.
- De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios.
- Cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos.
- Entonces Jesús les dijo: Todos os escandalizaréis de mí esta noche, porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas serán dispersadas.
- Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea.
- Entonces Pedro le dijo: Aunque todos se escandalicen, yo no.
- Y le dijo Jesús: De cierto te digo que tú, hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces.
- Mas él con mayor insistencia decía: Si me fuere necesario morir contigo, no te negaré. También todos decían lo mismo.
- Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro.
- Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse.
- Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad.
- Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora.
- Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú.
- Vino luego y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora?
- Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
- Otra vez fue y oró, diciendo las mismas palabras.
- Al volver, los halló otra vez durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño; y no sabían qué responderle.
- Vino la tercera vez, y les dijo: Dormid ya, y descansad. Basta; la hora ha venido; he aquí, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores.
- Levantaos, vamos; he aquí, el que me entrega está cerca.
- Luego, mientras él aún hablaba, vino Judas, que era uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes, de los escribas y de los ancianos.
- Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, ése es; prendedle, y llevadle con seguridad.
- Y cuando vino, se acercó luego a él, y le dijo: Maestro, Maestro. Y le besó.
- Entonces ellos le echaron mano, y le prendieron.
- Pero uno de los que estaban allí, sacando la espada, hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole la oreja.
- Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme?
- Cada día estaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis; pero es así, para que se cumplan las Escrituras.
- Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron.
- Pero cierto joven le seguía, cubierto el cuerpo con una sábana; y le prendieron;
- mas él, dejando la sábana, huyó desnudo.
- Trajeron, pues, a Jesús al sumo sacerdote; y se reunieron todos los principales sacerdotes, los ancianos y los escribas.
- Y Pedro le siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo sacerdote; y estaba sentado con los alguaciles, calentándose al fuego.
- Y los principales sacerdotes y todo el concilio buscaban testimonio contra Jesús para entregarle a la muerte, pero no lo hallaban.
- Porque muchos decían falso testimonio contra él, mas sus testimonios no concordaban.
- Entonces levantándose unos, dieron falso testimonio contra él, diciendo:
- Nosotros le hemos oído decir: Yo derribaré este templo hecho a mano, y en tres días edificaré otro hecho sin mano.
- Pero ni aun así concordaban en el testimonio.
- Entonces el sumo sacerdote, levantándose en medio, preguntó a Jesús, diciendo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?
- Mas él callaba, y nada respondía. El sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?
- Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.
- Entonces el sumo sacerdote, rasgando sus vestiduras, dijo: ¿Qué más necesidad tenemos de testigos?
- Habéis oído la blasfemia; ¿qué os parece? Y todos ellos le condenaron, declarándole ser digno de muerte.
- Y algunos comenzaron a escupirle, y a cubrirle el rostro, y a darle de puñetazos, y a decirle: Profetiza. Y los alguaciles le daban de bofetadas.
- Estando Pedro abajo, en el patio, vino una de las criadas del sumo sacerdote;
- y cuando vio a Pedro que se calentaba, mirándole, dijo: Tú también estabas con Jesús el nazareno.
- Mas él negó, diciendo: No le conozco, ni sé lo que dices. Y salió a la entrada, y cantó el gallo.
- Y la criada, viéndole otra vez, comenzó a decir a los que estaban allí: Este es de ellos.
- Pero él negó otra vez. Y poco después, los que estaban allí dijeron otra vez a Pedro: Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres galileo, y tu manera de hablar es semejante a la de ellos.
- Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco a este hombre de quien habláis.
- Y el gallo cantó la segunda vez. Entonces Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Y pensando en esto, lloraba.
Explicación de los versículos de Marcos 14
A continuación, presentamos un análisis versículo por versículo de Marcos 14, uno de los capítulos más intensos y significativos del Evangelio. En este capítulo se narran los momentos previos a la pasión de Jesús: la unción en Betania, la traición de Judas, la última cena, la oración en Getsemaní, la detención de Jesús y el inicio de su juicio. Cada versículo nos invita a reflexionar sobre la entrega, la fidelidad y el amor incondicional de Cristo.
1. Faltaban dos días para la Pascua y los panes sin levadura. Los sumos sacerdotes y los escribas buscaban cómo prenderle por engaño y matarle.
2. Pero decían: No durante la fiesta, para que no se haga alboroto del pueblo.
Estos versículos muestran la intención de las autoridades religiosas de acabar con Jesús, pero también su temor a la reacción popular. La tensión entre la luz de Cristo y la oscuridad de quienes se oponen a Él se hace evidente.
3. Y estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio; y quebrando el vaso, lo derramó sobre su cabeza.
4. Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume?
5. Porque podía haberse vendido por más de trescientos denarios, y haberse dado a los pobres. Y murmuraban contra ella.
6. Pero Jesús dijo: Dejadla, ¿por qué la molestáis? Buena obra me ha hecho.
7. Siempre tendréis a los pobres con vosotros, y cuando queráis les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis.
8. Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura.
9. De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.
Aquí, la unción en Betania simboliza el amor y la entrega total a Jesús. La mujer, con su gesto, reconoce la dignidad y el destino de Cristo. Jesús valora el acto de amor por encima de las críticas, y nos enseña que los gestos sinceros de devoción tienen un valor eterno.
10. Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, fue a los sumos sacerdotes para entregárselo.
11. Ellos, al oírlo, se alegraron y prometieron darle dinero. Y él buscaba oportunidad para entregarle.
La traición de Judas es un recordatorio de que la tentación y la debilidad pueden afectar incluso a los más cercanos a Jesús. La codicia y la falta de fe pueden llevar a decisiones fatales.
12. El primer día de los panes sin levadura, cuando sacrificaban el cordero de la Pascua, sus discípulos le dijeron: ¿Dónde quieres que vayamos a preparar para que comas la Pascua?
13. Y envió dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la ciudad, y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle,
14. y donde entrare, decid al señor de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la Pascua con mis discípulos?
15. Y él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto; preparad para nosotros allí.
16. Fueron sus discípulos, y entraron en la ciudad, y hallaron como les había dicho; y prepararon la Pascua.
Jesús demuestra su conocimiento y control de los acontecimientos. La preparación de la Pascua es un acto de obediencia y confianza por parte de los discípulos.
17. Y cuando llegó la noche, vino él con los doce.
18. Y cuando se sentaron a la mesa y comían, dijo Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me va a entregar.
19. Entonces ellos comenzaron a entristecerse, y a decirle uno por uno: ¿Seré yo? Y otro: ¿Seré yo?
20. Él, respondiendo, les dijo: Es uno de los doce, el que moja conmigo en el plato.
21. A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido.
La profecía de la traición revela la humanidad de los discípulos, su temor y su inseguridad. Jesús, aun sabiendo lo que va a suceder, sigue adelante con su misión.
22. Y mientras comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo.
23. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos.
24. Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada.
25. De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios.
En la institución de la Eucaristía, Jesús se entrega completamente. El pan y el vino se convierten en símbolos eternos de su amor y sacrificio.
26. Cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos.
27. Entonces Jesús les dijo: Todos os escandalizaréis de mí esta noche, porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas serán dispersadas.
28. Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea.
29. Entonces Pedro le dijo: Aunque todos se escandalicen, yo no.
30. Y le dijo Jesús: De cierto te digo que tú, hoy, en esta noche, antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces.
31. Mas él con mayor insistencia decía: Si me fuere necesario morir contigo, no te negaré. También todos decían lo mismo.
La debilidad humana se hace patente en Pedro y los demás discípulos. A pesar de sus buenas intenciones, Jesús les advierte sobre la prueba que se avecina.
32. Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro.
33. Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse.
34. Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad.
35. Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora.
36. Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú.
37. Vino luego y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora?
38. Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
39. Otra vez fue y oró, diciendo las mismas palabras.
40. Al volver, los halló otra vez durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño; y no sabían qué responderle.
41. Vino la tercera vez, y les dijo: Dormid ya, y descansad. Basta; la hora ha venido; he aquí, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores.
42. Levantaos, vamos; he aquí, se acerca el que me entrega.
La oración en Getsemaní es uno de los momentos más conmovedores del Evangelio. Jesús muestra su humanidad, su angustia y su total confianza en la voluntad del Padre. La invitación a velar y orar es también para nosotros: la fe se fortalece en la oración.
43. Luego, mientras él aún hablaba, vino Judas, que era uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes, de los escribas y de los ancianos.
44. Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, ése es; prendedle, y llevadle con seguridad.
45. Y cuando vino, se acercó luego a él y le dijo: Maestro, Maestro. Y le besó.
46. Entonces ellos le echaron mano, y le prendieron.
47. Pero uno de los que estaban allí, sacando la espada, hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole la oreja.
48. Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme?
49. Cada día estaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis; pero es así para que se cumplan las Escrituras.
50. Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron.
51. Pero cierto joven le seguía, cubierto el cuerpo con una sábana; y le prendieron;
52. Mas él, dejando la sábana, huyó desnudo.
La traición de Judas y el arresto de Jesús cumplen las profecías. El abandono de los discípulos muestra la soledad de Cristo en su entrega, pero también su fidelidad absoluta al plan de Dios.
53. Trajeron a Jesús al sumo sacerdote; y se reunieron todos los principales sacerdotes, los ancianos y los escribas.
54. Y Pedro le siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo sacerdote; y estaba sentado con los alguaciles, calentándose al fuego.
55. Y los principales sacerdotes y todo el concilio buscaban testimonio contra Jesús para entregarle a la muerte, pero no lo hallaban.
56. Porque muchos decían falso testimonio contra él, mas sus testimonios no concordaban.
57. Entonces levantándose unos, dieron falso testimonio contra él, diciendo:
58. Nosotros le hemos oído decir: Yo derribaré este templo hecho a mano, y en tres días edificaré otro hecho sin mano.
59. Pero ni aun así concordaban en el testimonio.
60. Entonces el sumo sacerdote, levantándose en medio, preguntó a Jesús, diciendo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican estos contra ti?
61. Mas él callaba, y nada respondía. El sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?
62. Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.
63. Entonces el sumo sacerdote, rasgando sus vestiduras, dijo: ¿Qué más necesidad tenemos de testigos?
64. Habéis oído la blasfemia; ¿qué os parece? Y todos ellos le condenaron, declarándole ser digno de muerte.
65. Y algunos comenzaron a escupirle, y a cubrirle el rostro, y a darle de puñetazos, y a decirle: Profetiza. Y los alguaciles le daban de bofetadas.
El juicio ante el Sanedrín está marcado por la injusticia y la violencia. Jesús, con dignidad, proclama su identidad y acepta el sufrimiento por amor.
66. Estando Pedro abajo, en el patio, vino una de las criadas del sumo sacerdote;
67. y cuando vio a Pedro que se calentaba, mirándole, dijo: Tú también estabas con Jesús el nazareno.
68. Pero él negó, diciendo: No le conozco, ni sé lo que dices. Y salió fuera a la entrada, y cantó el gallo.
69. Y la criada, viéndole otra vez, comenzó a decir a los que estaban allí: Este es de ellos.
70. Pero él negó otra vez. Y poco después, los que estaban allí dijeron otra vez a Pedro: Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres galileo, y tu manera de hablar es semejante a la de ellos.
71. Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco a este hombre de quien habláis.
72. Y el gallo cantó la segunda vez. Entonces Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Y pensando en esto, lloraba.
La negación de Pedro es un momento de profunda humanidad. Pedro, que había prometido fidelidad, cae en la debilidad, pero su llanto muestra el arrepentimiento y la posibilidad de redención.
Marcos 14 nos invita a contemplar la pasión de Cristo desde la cercanía, reconociendo tanto la grandeza de su amor como la fragilidad humana. Cada versículo es una oportunidad para profundizar en el misterio de la entrega y la esperanza que Jesús nos ofrece.
Significado y reflexión final sobre Marcos 14
El capítulo Marcos 14 nos sumerge en los momentos más intensos y significativos de la vida de Jesús, justo antes de su pasión. Aquí encontramos escenas cargadas de emoción y lecciones profundas: la unción en Betania, la institución de la Eucaristía, la oración en Getsemaní, la traición de Judas y la negación de Pedro. Cada versículo nos invita a reflexionar sobre el valor de la entrega, la importancia de la fidelidad y la fuerza de la oración en los momentos de prueba.
Este texto nos muestra que, incluso en medio de la traición y el sufrimiento, Jesús permanece fiel a su misión y nos enseña a confiar en la voluntad de Dios. La actitud de Jesús ante el dolor y la traición es un ejemplo de humildad, amor y obediencia. Nos recuerda que, aunque enfrentemos dificultades, siempre podemos encontrar fortaleza en la oración y en la confianza en Dios.
El aprendizaje principal de Marcos 14 es la invitación a perseverar en la fe, a no dejarnos vencer por el miedo o la desesperanza, y a buscar siempre la reconciliación y el perdón. Nos anima a ser generosos, a estar atentos a las necesidades de los demás y a mantenernos firmes en nuestra relación con Dios, especialmente en los momentos de mayor dificultad.
Te animamos a seguir profundizando en la Palabra y a descubrir más enseñanzas en otros artículos de Tu Biblia Online. Cada capítulo es una oportunidad para crecer en fe y esperanza.