Isaías 63 es un capítulo profundo y conmovedor que nos sumerge en la justicia divina y la misericordia de Dios hacia su pueblo. Este pasaje bíblico no solo destaca la majestuosidad y el poder de Dios en su rol de salvador, sino que también nos invita a reflexionar sobre su infinita compasión y amor incondicional.
Prepárate para explorar las ricas enseñanzas y el profundo significado que encierra Isaías 63, un tesoro de sabiduría espiritual que fortalecerá tu fe y enriquecerá tu vida espiritual.
Isaías 63 al completo en español
Isaías 63
- ¿Quién es este que viene de Edom, de Bosra con vestiduras de colores brillantes, este que es glorioso en su vestir, que marcha en la grandeza de su fuerza? Yo, que hablo en justicia, poderoso para salvar.
- ¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como las del que ha pisado en el lagar?
- Yo he pisado solo el lagar, y de los pueblos nadie estuvo conmigo; los pisé en mi ira, y los aplasté en mi furor; su sangre salpicó mis vestiduras, y manché toda mi ropa.
- Porque el día de la venganza estaba en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado.
- Miré, y no había quien ayudara, y me asombré de que no hubiera quien sostuviera; por tanto, mi propio brazo me trajo la salvación, y mi furor me sostuvo.
- Pisoteé a los pueblos en mi ira, los embriagué en mi furor, y derramé en tierra su sangre.
- Recitaré las misericordias de Jehová y las alabanzas de Jehová, conforme a todo lo que Jehová nos ha concedido, y la gran bondad para con la casa de Israel, que les ha otorgado conforme a sus misericordias, y conforme a la multitud de sus bondades.
- Porque dijo: Ciertamente ellos son mi pueblo, hijos que no mienten; y fue su Salvador.
- En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su presencia los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los levantó y los llevó todos los días de la antigüedad.
- Pero ellos se rebelaron, e hicieron enojar a su Santo Espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos.
- Entonces su pueblo recordó los días antiguos, de Moisés. ¿Dónde está el que los sacó del mar con los pastores de su rebaño? ¿Dónde está el que puso en medio de ellos su Santo Espíritu?
- El que hizo marchar a Moisés por la derecha de su gloria, dividendo las aguas delante de ellos, para hacerse un nombre eterno.
- El que los condujo por los abismos, como un caballo en el desierto, para que no tropezaran.
- Como al ganado que baja al valle, el Espíritu de Jehová les dio descanso. Así guiaste a tu pueblo, para hacerte un nombre glorioso.
- Mira desde el cielo, y ve desde tu santa y gloriosa morada. ¿Dónde están tu celo y tus proezas, el movimiento de tus entrañas y de tus misericordias para conmigo? ¿Se han restringido?
- Pero tú eres nuestro Padre, aunque Abraham no nos conozca, e Israel no nos reconozca; tú, oh Jehová, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre.
- ¿Por qué, oh Jehová, nos hiciste errar de tus caminos, y endureciste nuestro corazón para no temerte? Vuélvete por amor de tus siervos, por las tribus de tu heredad.
- Por poco tiempo tu santo pueblo lo poseyó; nuestros enemigos han hollado tu santuario.
- Hemos llegado a ser como aquellos sobre quienes nunca has gobernado, como los que nunca fueron llamados por tu nombre.
Explicación de los versículos de Isaías 63
Analizamos Isaías 63 versículo por versículo, explorando las profundidades de la justicia y misericordia divinas manifestadas a través de las acciones y palabras de Dios. Este capítulo nos ofrece una visión detallada de la intervención divina en la historia de Israel, mostrando tanto la severidad como la ternura de Dios hacia su pueblo.
“¿Quién es este que viene de Edom, de Bosra con vestiduras de colores brillantes, este que es glorioso en su vestir, que marcha en la grandeza de su fuerza? Yo, que hablo en justicia, poderoso para salvar.“
Este versículo introduce a Dios como un guerrero victorioso que regresa de Edom, una región conocida por su hostilidad hacia Israel. Las vestiduras de colores brillantes simbolizan su victoria y poder, mientras que su autodeclaración resalta su compromiso con la justicia y su capacidad para salvar.
“¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como las del que ha pisado en el lagar?“
Aquí, el profeta hace una pregunta que destaca la apariencia manchada de sangre de Dios, como si hubiera estado pisando uvas en un lagar. Esto simboliza la furia y juicio de Dios sobre los enemigos de su pueblo.
“Yo he pisado solo el lagar, y de los pueblos nadie estuvo conmigo; los pisé en mi ira, y los aplasté en mi furor; su sangre salpicó mis vestiduras, y manché toda mi ropa.“
Dios explica que ha ejecutado juicio sin ayuda, enfatizando su soledad en la tarea de castigar. La imagen del lagar sirve para ilustrar la intensidad de su ira y la completa responsabilidad de llevar a cabo el juicio.
“Porque el día de la venganza estaba en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado.“
Este versículo revela la motivación de Dios: un día designado para la venganza y un tiempo esperado para la redención de su pueblo. Destaca la dualidad de Dios como juez y salvador.
“Miré, y no había quien ayudara, y me asombré de que no hubiera quien sostuviera; por tanto, mi propio brazo me trajo la salvación, y mi furor me sostuvo.“
Dios observa la falta de apoyo o defensor para Israel y, por lo tanto, interviene directamente. Su “propio brazo” simboliza su poder y autonomía en la salvación de su pueblo.
“Pisoteé a los pueblos en mi ira, los embriagué en mi furor, y derramé en tierra su sangre.“
Continúa la descripción de la ira de Dios, usando la metáfora de embriagar a los pueblos con su furor, lo que resulta en su destrucción. Esta imagen intensa refleja la severidad del juicio divino.
“Recitaré las misericordias de Jehová y las alabanzas de Jehová, conforme a todo lo que Jehová nos ha concedido, y la gran bondad para con la casa de Israel, que les ha otorgado conforme a sus misericordias, y conforme a la multitud de sus bondades.“
Este versículo cambia el tono de juicio a misericordia, enfocándose en la bondad y compasión de Dios hacia Israel. Resalta la importancia de recordar y proclamar las acciones benevolentes de Dios hacia su pueblo.
Cada uno de estos versículos nos ayuda a comprender mejor la complejidad de Dios como un ser que es tanto justo como misericordioso, un salvador poderoso que interviene directamente en la historia de su pueblo para castigar a los malvados y salvar a los justos.
Significado y reflexión final sobre Isaías 63
Isaías 63 nos sumerge en una reflexión profunda sobre la justicia divina y la misericordia, mostrándonos cómo Dios actúa con firmeza pero también con compasión hacia su pueblo. Este capítulo nos invita a considerar la dualidad de Dios como un ser justo que no tolera la iniquidad, pero que al mismo tiempo es un salvador amoroso y misericordioso.
La descripción de Dios como un guerrero que regresa victorioso, aunque manchado por la sangre de sus adversarios, nos recuerda que la justicia divina a menudo implica actos de severidad contra aquellos que perpetúan la injusticia. Sin embargo, la continua mención de su misericordia y amor por Israel enfatiza que su corazón siempre inclina hacia la redención y la salvación de su pueblo.
Podemos aplicar estas enseñanzas en nuestra vida al recordar que, aunque a veces enfrentamos situaciones que parecen injustas o momentos en que sentimos que estamos solos en la lucha, Dios está observando y actuará en el momento adecuado. Su justicia y misericordia pueden parecer tardías a nuestros ojos, pero siempre son oportunas según su sabiduría divina.
Además, este capítulo nos llama a ser agentes de justicia en nuestro propio entorno, siguiendo el ejemplo de Dios no solo en la severidad contra el mal, sino también en la compasión y el amor hacia los demás. Nos invita a reflexionar sobre cómo podemos ser parte de la solución en un mundo lleno de conflictos y desigualdades.
Esperamos que esta exploración de Isaías 63 haya sido esclarecedora y te anime a seguir profundizando en tu entendimiento de las Sagradas Escrituras. Te invitamos a descubrir más tesoros en Tu Biblia Online, donde cada artículo está diseñado para fortalecer tu fe y enriquecer tu jornada espiritual.